Con base en esta revisión en la literatura existe una fuerte evidencia de que el entrenamiento de fuerza es igual de eficaz como el ejercicio cardiovascular para reducir algunos de los principales factores de riesgo en enfermedades cardiovasculares.

Los resultados demuestran que el entrenamiento de fuerza puede ser una alternativa eficaz para mejorar la composición corporal y mantener una pérdida sostenible de grasa corporal en pacientes con obesidad cuando hay restricción de la ingesta calórica.

Además, se ha demostrado que entrenamiento de fuerza  moviliza preferentemente el tejido adiposo visceral y subcutáneo en la región abdominal.

Buenas noticias para los pacientes con diabetes tipo 2

Actualmente existe un evidencia suficiente para sustentar que el entrenamiento de fuerza  disminuye los niveles de hemoglobina glucosilada en pacientes con un metabolismo anormal de la glucosa y mejora los perfiles lipoproteínas.

La disminución de la masa grasa, la mejora del control glucémico y los perfiles de lípidos en sangre son importantes para reducir las complicaciones microvasculares y macrovasculares en personas con riesgo metabólico.

Sobre esta base, el entrenamiento de fuerza  se considera un complemento potencial en el tratamiento de trastornos metabólicos al disminuir los principales factores de riesgo conocidos para los síndromes metabólicos.

Como tal, el entrenamiento de fuerza se recomienda en el tratamiento de la obesidad y los trastornos metabólicos.

Barbara Strasser. (2011). "Evidence for Resistance Training as a Treatment Therapy in Obesity". Journal of Obesity.